Varios vecinos compran la red de tenis

Cuando la gente de la gran ciudad habla de los pueblos suele referirse a ellos como lugares donde todo ocurre más despacio, como si el tiempo tuviese otra velocidad, como si todo fuese más pausado. Y esto que no deja de ser cierto, en este pueblo quizás llega a cumplirse de un modo exagerado. Prueba de ello lo tenemos en la piscina de Cartaojal que va a un ritmo tan ralentizado que contrasta enormemente con la acelerada velocidad a la que se consume su presupuesto. ¡Un verano más sin piscina!. Otro ejemplo lo tenemos en la pista de deportes que no cuenta aún con el equipamiento deportivo necesario, aún cuando ha sido ya bautizada, siendo esto algo que colma la paciencia de los vecinos. Las porterías se tomaron prestadas del colegio, las canastas aún no han visto el campo de baloncesto y la pista de tenis hasta hoy se encontraba huérfana de red. Y decimos hasta hoy porque un grupo de amigos aficionados al deporte se han encargado de encontrarle una solución a este último problema. Vista la dejadez por parte de los organismos competentes, compraron una red y aceptaron la ayuda de Jesús Vilchez que les fabricó los soportes. Hasta sus iniciales les puso para que quedara constancia. En cuestión de velocidad, Cartaojal sólo es ciudad cuando se necesitan sus votos.