Las secuelas provocadas por el polvo africano marcan las calles de nuestro pueblo, como las de otros de la provincia, tras el paso de la calima. Un fenómeno meteorológico, convertido en una más de las plagas que nos azotan en los últimos tiempos, que ha hecho que la mayor parte de los vecinos hayan declarado una guerra, fregona, manguera o kärcher en mano, al rastro anaranjado. Según algunas webs meteorológicas, la calima amenaza con volver en los próximos días, por lo que podría deteriorarse aún más el aspecto de nuestras viviendas con este revés de la naturaleza que ha convertido en naranja los blancos pueblos de Málaga. Aire contaminado, patinazos por la "crema de chocolate" producida tras mezclarse el polvo con la lluvia y un "tinte" que parece trasladarnos a tiempos en los que dominaba el sepia. La calima ha aparecido porque aún debía quedar sitio en la caja del que más puede pasar, en la que no sabemos aún cuanto espacio queda.
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