Este año el Ayuntamiento de Antequera no ha esperado a última hora y el pasado 11 de noviembre operarios de la empresa Porgesa instalaron el alumbrado de navidad en Cartaojal. Un alumbrado que imaginamos que será inaugurado cuando lo haga el de Antequera. Una despedida con luces para un año que ha marcado el inicio de la era fotovoltaica de nuestra localidad y en el que una gran parte de los ciudadanos de nuestro pueblo esperaban mucha más actividad por parte del gobierno del Ayuntamiento de Antequera en contra de la situación que nos ha rodeado, no por lo mucho o poco que pudiera hacer con respecto al tema de las plantas solares, sino por lo poco que se ha implicado en la defensa de nuestro entorno, de nuestros intereses y en las vueltas que han dado para no reunirse con los vecinos de Cartaojal en nuestro pueblo. Un año en el que se ha conseguido convertir en difícil una relación Ayuntamiento-vecinos de Cartaojal que podría haber sido mucho más fácil y productiva. El 2023 es año electoral en el que los antequeranos, también los de Cartaojal y del resto de pedanías, echaremos nuestra papeleta en las urnas para volver a elegir a nuestros representantes en el Ayuntamiento de Antequera. En esas fechas, 28 de mayo, llevará el partido popular 12 años en "el gobierno de la ciudad" y son muchas las promesas que han quedado en el camino después de tanto tiempo. Nada nuevo en el horizonte porque es la misma historia que nos pasó con el Partido Socialista durante los años anteriores: todos conocemos el tema de la piscina y de los embellecedores de los aires acondicionados. El paso de los años y los distintos grupos políticos que han gobernado nos han llevado a un estado que un psicólogo llamaría de indefensión aprendida y que no es otra cosa que saber que votemos lo que votemos vamos a seguir hundidos en la misma "mierda". Un pie sobre la cabeza de Cartaojal para que nunca llegue a nada con gobiernos que administran nuestro pueblo como un perrito al que tirar migajas en lugar de tratarlo como una población, con entidad propia, que necesita una administración y un plan de futuro. Pero los que llegan no llevan esa idea en mente y no se convierten en el tipo de gobierno que necesita Cartaojal, aunque sí sean los que en parte se merece por la falta de actitud que mostramos los vecinos, por suerte cada vez menos, para afrontar los distintos problemas. En 2023 comenzaremos a ver "lagunas de silicio" que podrán convertirse en "mares" por el interés en el euro. Un boom de proyectos que "inundarán" nuestro entorno de una tecnología fotovoltaica que podría quedar obsoleta en pocos años arruinando a los propietarios y convirtiendo a Cartaojal en un basurero tecnológico. En el mejor de los casos produciremos durante años energía para Europa tras haber devastado por décadas nuestro entorno. Y después de todo, el que gobierna casi siempre se siente indignado porque no sabemos valorar todo lo que han hecho por nuestro pueblo. ¡Esto es para mear y no echar gota!
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