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martes, 31 de diciembre de 2024

Procesionaria en el pino que se encuentra cercano al cortijo Echevarría (Peña Jaime)

Si eres usuario de la "ruta del colesterol" que parte de nuestro pueblo en dirección a la Realenga, debes tener cuidado al pasar bajo el pino que se encuentra a la altura del Cortijo de Echevarría (Peña Jaime), ya que entre sus ramas hay al menos un nido de procesionaria.

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una plaga común en los bosques y áreas verdes de Andalucía. Esta especie de lepidóptero afecta principalmente a los pinos, aunque también puede infestar cedros y abetos. Su ciclo de vida y la creación de los característicos nidos o "bolsas" en los árboles está estrechamente relacionado con el clima mediterráneo que caracteriza la región.

Ciclo Biológico de la Procesionaria

En Andalucía, las hembras ponen sus huevos durante el verano, generalmente en julio y agosto. Al llegar el otoño, las orugas comienzan a eclosionar y construyen nidos en las ramas más soleadas de los árboles. Estos nidos sirven como refugio durante el invierno, cuando las orugas se alimentan del follaje, debilitando los árboles y haciéndolos más vulnerables a otras plagas y enfermedades.

Hacia finales del invierno o principios de la primavera, las orugas descienden en procesión desde los árboles para enterrarse en el suelo, donde completarán su metamorfosis. Es en este momento cuando el contacto con las orugas puede ser más peligroso, debido a los pelos urticantes que liberan y que pueden causar reacciones alérgicas graves en personas y animales.

Peligros para la Salud

El contacto con la procesionaria puede provocar problemas de salud tanto en humanos como en animales. En las personas, los pelos urticantes pueden causar irritación en la piel, problemas respiratorios y reacciones alérgicas. En los perros, que suelen olfatear o morder las orugas, los efectos pueden ser más graves, llegando a provocar necrosis en la lengua y, en casos extremos, la muerte.

Medidas de Prevención y Control

En Andalucía, diversas administraciones locales llevan a cabo campañas de control de la procesionaria, especialmente en áreas de recreo y bosques cercanos a poblaciones. Estas medidas incluyen:

  • Instalación de trampas: Las trampas de feromonas ayudan a capturar a los machos y reducir la reproducción.
  • Podas controladas: La eliminación de nidos durante el invierno es una forma efectiva de reducir la población.
  • Uso de tratamientos biológicos: Se emplean productos como el Bacillus thuringiensis, un insecticida natural que afecta exclusivamente a las orugas.
  • Sensibilización ciudadana: Informar a los vecinos sobre los peligros de la procesionaria y las medidas preventivas es clave para minimizar los riesgos.

Áreas Afectadas en Andalucía

La procesionaria se encuentra en casi todas las provincias andaluzas, aunque su incidencia es mayor en áreas de menor altitud y con inviernos suaves. Parques naturales como la Sierra de las Nieves, la Sierra de Cazorla o la Sierra de Huelva suelen registrar infestaciones importantes, que requieren intervenciones anuales para controlar su propagación.

Si encuentras un nido de procesionaria, evita acercarte y notifícalo a las autoridades locales para que puedan tomar medidas.

(Artículo escrito con la colaboración de chatgpt)

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